El buen escribir de Lisandra
La euforia inunda cada palmo de la modesta sala. Miriam y Carlos no
atinan a nada. La llamada telefónica trajo desde la distancia una
alegría que desborda los cauces de la rutina hogareña.
Resulta que la hija del matrimonio, Lisandra Miriam Cutiño Viñales, recibe la máxima
puntuación del Concurso Nacional de Ortografía y se convierte en
campeona de las buenas letras en un evento donde participan
representantes de todas las provincias del país, menos Villa Clara.
Con un brillo inusual en los ojos, Carlos, me comenta que Lisandra estudia
el duodécimo grado en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas,
Luís Urquiza Jorge, de la Ciudad de Las Tunas. es aplicada. Dedica la
mayor parte de su tiempo a la lectura. Lee todo lo que le caiga en las
manos
En sus cuadernos nunca falta el Diccionario como referente y
material de estudio y consulta. Me dice la madre con un sano orgullo en
sus palabras. Aunque es joven (próximamente cumplirá los 17 años) es
organizada, respetuosa y muy preocupada por sus resultados académicos
Me esfuerzo por sacar algunas declaraciones a esta menuda muchacha, de
poco hablar. Los padres atienden en silencio. Hasta que logro que la
timidez ceda ante el empuje de una andanada de preguntas: el evento se
realizó en la escuela experimental José Martí, en Ciudad de La
Habana. Primero nos hacían un dictado de 10 oraciones y después 20
palabras contenidas en un software diseñado para esos fines
En a penas unos tres minutos ejecuté los ejercicios y cuando el resto de los
estudiantes terminaron, los resultados se mostraron en una pantalla. No
lo podía creer, 100 puntos. Aunque estaba segura de mis habilidades,
nunca pensé ganar el concurso, la alegría fue inmensa
Fueron muchas las horas de intensos entrenamientos. Este resultado también es de mi
profesor, Gilberto Guevara. Claro que estoy muy contenta y mucho más por
saberme representante de todos los estudiantes cubanos en el venidero
Concurso Hispanoamericano de Ortografía, que tendrá como sede, el
próximo diciembre, a Montevideo, capital de Uruguay
Seguro que seguiré preparándome. Quiero llegar a ser una buena profesional y
corresponder el esfuerzo realizado por mi familia y el Estado cubano en
mi formación académica
Así, convertida en un manojo de nervios dejo a esta humilde familia amanciera. En mi morral la historia, hasta ahora inédita en estos lares y la impronta de las bondades de un sistema donde impera la verdadera ley de oportunidades para los seres humanos.
atinan a nada. La llamada telefónica trajo desde la distancia una
alegría que desborda los cauces de la rutina hogareña.
Resulta que la hija del matrimonio, Lisandra Miriam Cutiño Viñales, recibe la máxima
puntuación del Concurso Nacional de Ortografía y se convierte en
campeona de las buenas letras en un evento donde participan
representantes de todas las provincias del país, menos Villa Clara.
Con un brillo inusual en los ojos, Carlos, me comenta que Lisandra estudia
el duodécimo grado en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas,
Luís Urquiza Jorge, de la Ciudad de Las Tunas. es aplicada. Dedica la
mayor parte de su tiempo a la lectura. Lee todo lo que le caiga en las
manos
En sus cuadernos nunca falta el Diccionario como referente y
material de estudio y consulta. Me dice la madre con un sano orgullo en
sus palabras. Aunque es joven (próximamente cumplirá los 17 años) es
organizada, respetuosa y muy preocupada por sus resultados académicos
Me esfuerzo por sacar algunas declaraciones a esta menuda muchacha, de
poco hablar. Los padres atienden en silencio. Hasta que logro que la
timidez ceda ante el empuje de una andanada de preguntas: el evento se
realizó en la escuela experimental José Martí, en Ciudad de La
Habana. Primero nos hacían un dictado de 10 oraciones y después 20
palabras contenidas en un software diseñado para esos fines
En a penas unos tres minutos ejecuté los ejercicios y cuando el resto de los
estudiantes terminaron, los resultados se mostraron en una pantalla. No
lo podía creer, 100 puntos. Aunque estaba segura de mis habilidades,
nunca pensé ganar el concurso, la alegría fue inmensa
Fueron muchas las horas de intensos entrenamientos. Este resultado también es de mi
profesor, Gilberto Guevara. Claro que estoy muy contenta y mucho más por
saberme representante de todos los estudiantes cubanos en el venidero
Concurso Hispanoamericano de Ortografía, que tendrá como sede, el
próximo diciembre, a Montevideo, capital de Uruguay
Seguro que seguiré preparándome. Quiero llegar a ser una buena profesional y
corresponder el esfuerzo realizado por mi familia y el Estado cubano en
mi formación académica
Así, convertida en un manojo de nervios dejo a esta humilde familia amanciera. En mi morral la historia, hasta ahora inédita en estos lares y la impronta de las bondades de un sistema donde impera la verdadera ley de oportunidades para los seres humanos.
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